A Fondo
Apple Vision Pro y el futuro de la «computación espacial»
¿De qué forma se mide el éxito de un dispositivo? ¿Qué métricas deberíamos tener en cuenta a la hora de determinar que un producto ha marcado una época, o ha supuesto un antes y un después desde su lanzamiento? Habitualmente, dos son las que se suelen tener en cuenta: el número de ventas (fría, objetiva, neutral) y su influencia (hasta cierto punto subjetiva e intangible).
Algunos dispositivos pueden ser todo un éxito en ventas, pero no tener una especial influencia: Samsung vendió por ejemplo 12,4 millones de su smartphone Samsung Galaxy A14 en 2023, pero a menos que tengamos uno en la mano, cuesta tener una imagen mental precisa sobre cómo es este terminal.
Otros dispositivos en cambio no son especialmente exitosos a la hora de vender mucho, pero muestran una influencia tal que acaban por arrastrar a toda una industria. Un caso paradigmático que se suele citar es el de Xerox Alto (1973) que presentó por primera vez en la historia de la informática la interfaz gráfica de usuario (GUI), el uso de ventanas, iconos y el ratón. Aunque el equipo fue un fracaso en ventas, sus ideas fueron recogidas por Steve Jobs y otros empleados de Apple para desarrollar el Apple Lisa y posteriormente, el Macintosh.
Finalmente y muy de vez en cuando, ambas métricas se desarrollan de forma paralela. Es decir, no solo son un éxito comercial sino que además tienen una influencia decisiva en el resto de la industria. El iPhone de Apple, el sistema operativo Windows de Microsoft, la consola Game Boy de Nintendo o el lector de libros electrónicos Kindle de Amazon, pertenecen a esta categoría.
En el caso de Apple, la compañía ha demostrado ser capaz de repetir esta fórmula una y otra vez, con productos como el iPad, el Apple Watch o sus auriculares AirPods. ¿Y qué ocurre con su Apple Vision Pro? Básicamente que, en estos momentos, resulta muy difícil incluirlo en ninguna de estas categorías.
Apple Vision Pro habría vendido menos de 100.000 unidades
Desde el principio, todos (analistas, desarrolladores, expertos de la industria e incluso, la propia Apple) tenía muy claro que su primer dispositivo de «computación espacial» no iba a arrasar en ventas. En primer lugar por la complejidad misma del proceso de producción, lo que impide alcanzar economías de escala al mismo nivel que otros productos de la empresa; pero sobre todo, por un precio de salida que en Europa es de 3.999 euros. Esta es sin duda su gran barrera de entrada, una que posiciona esta primera versión únicamente entre early adopters muy convencidos y desarrolladores y/o empresas.
Si esto se sabía, lo que habría que preguntarse es, ¿cuánto es poco? Porque a falta de cifras oficiales proporcionadas por la propia Apple, en los últimos seis meses se ha especulado con números que oscilan entre casi el millón de unidades o una horquilla de entre 300.000 y 500.000. En lo que todos coinciden sin embargo es que transcurrido el entusiasmo inicial correspondiente al lanzamiento, las ventas se han estancado de forma preocupante, incluso para la propia Apple, que habría decidido pausar el desarrollo de un segundo modelo «Pro» para centrarse en uno más asequible.
Tan bajas deben ser las ventas, que los expertos de IDC han asegurado recientemente que las gafas de realidad virtual de los de Cupertino no habrían llegado a vender ni siquiera 100.000 unidades desde su lanzamiento el pasado mes de febrero. La firma asegura que eventualmente la compañía acabará superando esta cifra, pero no será pronto, teniendo en cuenta que siempre según sus analistas, las ventas se habrían desplomado nada menos que un 75% en el último trimestre.
Otros son algo más optimistas. La firma de análisis Omdia predice que la multinacional será capaz de vender 350.000 unidades antes de finalice 2024, 750.000 visores en 2025 y llegar hasta 1,7 millones en 2026. En cualquier caso lejos de los 20 millones de unidades de iPads que se vendieron en el primer año (eso sí, con un precio medio de 500 dólares).
Que Apple Vision Pro haya comenzado a venderse en otros mercados debería animar las ventas, aunque los analistas de IDC tampoco se muestran especialmente optimistas, debido a la falta en estos momentos de suficiente contenido (o una killer app) que realmente pueda justificar la compra. Y es que aunque el dispositivo es compatible desde el primer momento con prácticamente todas las Apps disponibles para iPadOS (lo cual es más que un punto a su favor y facilita el trabajo a muchos desarrolladores), hasta el momento únicamente se habrían desarrollado poco más de 2.000 Apps específicas para VisionOS.
Por comparar, transcurridos seis meses desde el lanzamiento del iPad en 2010, la tablet de Apple ya contaba con 20.000 aplicaciones nativas en su Appstore; en el caso del iPhone, a finales de 2008 (año en el que se inauguró la Appstore) sus usuarios ya podían escoger entre más de 10.000 Apps. Por supuesto, un argumento que se puede ofrecer es que más aplicaciones no implica necesariamente más calidad y en muchos casos, se cumple a la perfección eso de que menos es más. Dicho lo cual, aplicaciones tan utilizadas como Youtube, Netflix o Spotify siguen si estar presentes en la plataforma de Apple.
La industria AR/VR/XR necesita a Apple
Que las Vision Pro no funcionen bien en el mercado no solo es una mala noticia para Apple, sino que afecta negativamente a toda la industria de la realidad virtual, mixta, aumentada, etc. Es una mala noticia incluso para Meta, el máximo competidor de Apple en este terreno y que hasta el momento, habría conseguido vender 20 millones de unidades de sus mucho más económicas MetaQuest.
Y es que de la misma forma que el iPhone de Apple ayudó al desarrollo de Android y de una floreciente industria de smartphone, que facilitó que cualquier persona que tuviera 100 o 200 euros en el bolsillo pudiese hacerse con un teléfono inteligente decente, el éxito de Apple Vision Pro puede animar a otras empresas (más allá de Meta o Pico) a desarrollar visores de distintas características y precios: algunos tal vez, tan caros como los de la propia Apple, otros en cambio, mucho más baratos.
Es más que probable que un futuro éxito de Vision Pro consiga que Google se implique de una forma decidida en el desarrollo de Android para estos dispositivos (de momento todo lo que tenemos es un futuro anuncio en el horizonte de la mano de Samsung) y que tal y como prometió Zuckerberg hace unas semanas, más fabricantes (incluida la propia Microsoft) abracen Horizon OS, el que es de facto el S.O más popular en el terreno de la realidad virtual en estos momentos.
El triunfo de Apple y como consecuencia de la computación espacial podría ser el inicio de una auténtica revolución: una en la que conceptos como ordenador personal, pantalla, ratón, teclado… adquieren un nuevo significado (e insistimos, no solo para los usuarios de Apple). Pero si Apple fracasa, si los usuarios tampoco confían en ese presumible nuevo visor económico, entonces probablemente la industria VR seguirá ocupando poco más o menos el espacio que disfruta actualmente en el sector de gaming, y no serán tantos los desarrolladores que tengan incentivos para llevar sus aplicaciones a este nuevo espacio.
Si volvemos al planteamiento inicial, deberíamos concluir que el sector tal vez no necesite que Vision Pro arrase en ventas, pero sí las suficientes para que la influencia que sin lugar a dudas que tiene la marca, genere un efecto bola de nieve entre desarrolladores y usuarios tanto en la propia plataforma de Apple como en las demás.
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