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En 2030 los centros de datos europeos habrán triplicado su consumo

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Europa no es inmune al desafío que representa la inteligencia artificial en términos de consumo energético. Más bien todo lo contrario. Un reciente informe desarrollado por McKinsey, asegura que el consumo de los centros de datos instalados en el viejo continente podría triplicarse en 2030.

Al ritmo actual de adopción, la consultora calcula que el consumo energético de los CPDs europeos alcanzará los 150 teravatios hora (TWh) a finales de la década, frente a los 62TWh actuales. Si esto se cumple, estaríamos hablando de que estas instalaciones podrían acumular ya el 5% de toda la energía eléctrica que se produce en el continente.

Para satisfacer esta «hambre inmensa» de las GPUs y el más que previsible entrenamiento de nuevos modelos de IA, McKinsey considera que las compañías eléctricas necesitarían inyectar aproximadamente 25 gigavatios extra en la red europea, acometiendo al mismo tiempo, nuevas infraestructuras. Para que este consumo no pase a formar parte del «debe» en términos climáticos, la mayor parte debería provenir de fuentes de energías renovables.

«En las dos últimas décadas, ninguna tecnología ha impulsado más la necesidad de acelerar el desarrollo de infraestructuras energéticas en Europa que la IA» – McKinsey

Sin embargo y tal y como aseguran desde la consultora, esto no hace sino dificultar aún más el proceso de «decarbonización» que ha comenzado a acometer la industria de los centros de datos, alejándola de sus objetivos de neutralidad de emisiones en 2030 o incluso, en 2040. Y es que siendo realistas, aunque probablemente los nuevos CPDs que se construyan tendrán muy en cuenta su impacto medio ambiental, parece complicado pensar en una reconversión a corto plazo de los ya existentes.

De hecho, salvo que precisamente gracias a la IA descubramos una forma diferente de salvar el planeta, la mayoría de las empresas de este sector siguen recurriendo a la adquisición de créditos de energía renovable para compensar sus emisiones. Lo cual, aunque a largo plazo puede servir para impulsar nuevos proyectos verdes, en realidad tal y como asegura McKinsey, tienen un «impacto mínimo a la hora de reducir las emisiones y rara vez incentivan el desarrollo de nuevos sistemas de energías limpias».

Sus expertos señalan en cambio, que una forma de reducir el impacto que va a tener la IA, sería situar los nuevos centros de datos cerca de los lugares en los que se produzca energía limpia. En este sentido, afirman que este enfoque podría resultar conveniente cuando estas instalaciones albergan hardware utilizado para entrenar modelos, un proceso que requiere enormes cantidades de potencia computacional, pero que no necesita estar físicamente cerca de los centros de población.

Más a largo plazo, la consultora también sugiere como soluciones viables distintos métodos, entre los que se incluye la captura de carbono «in situ», hasta la generación de energía utilizando pequeños reactores nucleares, un método cuyas posibilidades han comenzado a explorar algunos hiperescalares. Incluso, recurrir a la energía eólica, empleando el calor del propio CPD, tal y como os contamos hace unos días, puede ser una solución.

Periodista tecnológico con más de una década de experiencia en el sector. Editor de MuyComputerPro y coordinador de MuySeguridad, la publicación de seguridad informática de referencia.

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