A Fondo
Red Hat Open Innovation Labs: resolviendo desafíos empresariales con creatividad
Hace poco más de cuatro años, Jim Whitehurst (actual CEO de Red Hat) publicaba su famoso libro «The Open Organization: Igniting Passion and Performance», un manifiesto empresarial en el que abogaba por un tipo de gestión empresarial abierta basada en principios como la transparencia, la participación, o la involucración con la comunidad. El libro vendió más de 42.000 copias ese mismo año (todo un éxito para un libro de gestión empresarial) y fue nombrado como uno de los diez mejores libros de liderazgo creativo por la revista Forbes.
Menos de cinco años más tarde, Red Hat se propuso llevar esa filosofía de empresa abierta y transparente a otras compañías, comenzando por sus propios clientes. Nacen así en 2017 en Estados Unidos los Red Hat Open Innovation Labs, replicándose un año más tarde la experiencia en Europa desde su oficina de Londres.
La semana pasada tuvimos precisamente la oportunidad de visitar este espacio de innovación situado en el centro de la capital británica, a escasos metros de ese «Monument» que recuerda a las víctimas del gran incendio que el 5 de septiembre de 1666 arrasó por completo la ciudad. Conocemos así a Tim Beattie, Open Innovation Labs Engagement Lead y a Chris Baynham Hughes, Innovation Advocate del mismo centro, con los que charlamos sobre la visión de Red Hat y cómo está trabajando con clientes de todo el mundo para afrontar problemas empresariales de una forma diferentes.
El origen de estos Labs, nos cuentan, están en la propia demanda que tienen sus clientes de aprender a sacar todo el partido posible de los productos de la propia Red Hat: «muchos clientes nos preguntaban: muéstranos cómo podemos obtener el máximo beneficio de vuestros productos, cómo podemos sacar el máximo partido a la hora de desplegar contenedores y OpenShift en nuestra empresa. Pero por otro lado también un incremento espectacular en el interés que hay sobre Open Source y las organizaciones abiertas. En los principios de la Open Organization en la que Red Hat es el mayor ejemplo» nos cuenta Beattie.
La respuesta a estas preguntas se plasma en «The Residency» un programa de entre cuatro y doce semanas en el que ante un desafío empresarial, se introduce a los participantes en lo que denominan «inmersive engagement», de modo que los ingenieros, desarrolladores y técnicos de la empresa cliente pasan a trabajar en los Labs de Red Hat en un entorno uno a uno, esto es: cada «residente» se empareja con un profesional de Red Hat.
¿Qué vemos en los Innovation Labs de Red Hat? En muchos aspectos, los «sospechosos habituales» de este tipo de espacios. Diseño industrial, sillones de cuero, pantallas de plasma y escritorios en los que trabajar de esa forma ordenada-desordenada propio de las startups. Pero bajo la superficie informal descubrimos muchas otras cosas: tableros Kanban rodantes, principios Agile pegados en las paredes y pizarras con ejercicios Scrum a lo largo de toda la oficina.
«Es verdad que los clientes nos llaman para ver cómo pueden resolver sus problemas utilizando contenedores y OpenShift. Pero pronto descubren que los contenedores de por sí es algo únicamente técnico. De lo que les hablamos aquí es de un cambio cultural. De prácticas como integración continua, entrega continua y de esa automatización que permiten los contenedores. Es esto lo que permite al cliente ser ágil a la vez que robusto para integrar nuevas características en su producto de una forma más rápida». explica Hughes.
Por supuesto el aspecto técnico también es importante y se hace especial hincapié por ejemplo, en cómo desplegar adecuadamente un entorno de nube híbrida. Y es que aunque puede parecer «sencillo», sin el asesoramiento adecuado, puede convertirse en una pesadilla. «Ten en cuenta que cuando hablas de nube híbrida o multicloud,lo más importante es saber cómo crear un espacio libre de fricciones, que tu espacio multicloud sea compatible con las cargas de trabajo que tienes, que puedan ser desplegadas sin problemas en el espacio que quieres, que sea compliance con tu empresa, con el sector en el que te encuentras y que te asegure una alta disponibilidad, que puedas recuperar la información de forma rápida si es necesario» indican.
A medida que charlamos se cuelan casos de éxito de sus clientes. Aquella empresa del sector del automóvil que ha aprendido a escalar sin duplicar procesos; esa otra de marketing que ya ha pasado tres veces por «The Residency» o esa startup suiza, su primer cliente, que demostró que lo que estaban enseñando funcionaba.
Porque al final, de lo que se trata es de resolver problemas. «¿Cómo pueden usar esa tecnología y cómo va resolver el reto al que se enfrentan en ese momento? Les damos ese espacio en el que poder sentarse y tener un entorno inmersivo en el que a través de la cultura y nuevas prácticas pueden adaptarse a cualquier reto que se presente. Al hacerlo con nuestros expertos y especialistas en productos, la aceleración que consiguen es enorme» aseguran.
Pasar por los Open Labs de Red Hat es además una oportunidad de ponerse a prueba. No solo porque se realizan aproximaciones creativas a todo tipo de problemas, sino porque permite a los profesionales ser valientes y comprobar si ese experimento que de ninguna forma propondrían en su organización, tiene sentido o si realmente no va a ir a ningún sitio. «Ese tipo de enfoque les permite tomar mejores decisiones, más informadas, porque de forma rápida pueden experimentar y poner a prueba todo tipo de hipótesis, por ejemplo tests relacionados con nuevos paradigmas como machine learning o IA de los que se puede aprender o refutar y seguir adelante. Al final de lo que se trata es de impulsar la mejora continua en su trabajo diario» afirma Beattie.
Y para eso vale todo. Un ejemplo es la «lámpara de pensar», un ingenioso artilugio mecánico que acciona una luz roja cuando algo en el código que se está desarrollando falla y que solo vuelve a su color natural (el verde) cuando el problema se soluciona. Eso sí para que eso pase, el responsable del «fallo» debe explicar el fallo cometido y cómo lo ha solucionado bajo la «luz acusatoria» de la lámpara.
Esa mejora en el trabajo diario, recalcan ambos, no tiene por qué limitarse únicamente al trabajo de los departamentos más técnicos, sino que los principios de la open organization son válidos por el conjunto de la empresa. ¿Qué principios? «Creo que el principio fundamental es colaboración y transparencia. Partir desde un concepto de inclusividad, una cultura de la colaboración en la que todo el mundo esté involucrado, romper barreras de modo que todos puedan ser líderes dentro de la organización» explica Hughes.
Una cultura afirman ambos, que no solo puede funcionar en una startup o en una empresa tecnológica, sino que en realidad puede ponerse en marcha en cualquier organización, por mucho que también estén dispuestos a reconocer que en determinadas compañías hay un «legado organizacional» que puede dificultar su implementación: «pero en realidad no hablamos de tamaño, sino de cultura. Nosotros somos la prueba de que el tamaño no importa. Una vez que asumes esa cultura como propia puedes escalar hasta donde quieras. Creo que incluso en sectores tan tradicionales como el financiero, está cambiando la conversación». Y como destacan ellos y el resto de personal de Red Hat con el que charlamos, «la magia, ocurre a diario».
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