A Fondo
Escritorios VDI: casi todo lo que tienes que saber
«Teletrabajo«. Este es el término del que más estamos escuchando hablar en las últimas semanas. Cuáles son las mejores prácticas para teletrabajar, las medidas de seguridad que hay que poner en marcha o la tecnología que necesitamos. En este último punto, además de equipos adecuados han cobrado un especial protagonismo las VPN, esas conexiones seguras que permiten conectarnos al centro de datos de nuestra empresa.
De lo que no se ha hablado tanto pero estamos convencidos de que se va a empezar cada vez más en las próximas semanas y meses es de VDI (Virtual Desktop Infrastructure) una tecnología que lleva con nosotros unos cuantos años, pero que precisamente ahora que millones de personas en todo el mundo están trabajando de forma remota, puede revelar toda su utilidad.
¿Qué es VDI?
Un infraestructura de VDI es un conjunto de tecnologías que lo que hacen es virtualizar los escritorios de los empleados de una empresa, alojándolos normalmente en su propio centro de datos. De esta forma, normalmente utilizando un navegador web, los trabajadores pueden acceder al mismo escritorio que están acostumbrados a utilizar en su empresa (información, aplicaciones, correo corporativo, etc.) desde cualquier dispositivo.
No hay que confundir sin embargo VDI con escritorio virtual. En el caso del escritorio virtual, lo que se hace es entregar al trabajador la experiencia que proporciona un segundo sistema operativo. Es decir, sobre una plataforma Windows que está acostumbrado a utilizar, se le da acceso a una distribución Linux virtualizada para por ejemplo, trabajar con una aplicación en concreto.
¿Qué ventajas ofrecen los sistemas VDI?
Una de las principales ventajas que ofrecen las infraestructuras VDI es el ahorro de costes…a medio plazo, porque instalar esta infraestructura no es cualquier cosa. Es necesario afrontar unos costes iniciales relativamente altos si no se dispone de un CpD que cumpla con los requisitos mínimos necesarios como para albergar, gestionar y entregar a través de la red de datos, decenas o cientos de máquinas virtuales.
Este es uno de los motivos que ha provocado que la implementación de esta tecnología no ha avanzado todo lo rápido que se preveía. No obstante, el rápido crecimiento que están teniendo las soluciones hiperconvergentes y como veremos más adelante, una nueva oferta de VDI como servicio, está consiguiendo abaratar buena parte de esos costes.
A medio plazo comentábamos, si o sí, se reduce la inversión necesaria en los equipos informáticos que se proporcionan a sus empleados, que pueden pasar a trabajar con aplicaciones de todo tipo utilizando equipos que no tienen por qué tener prestaciones elevadas: bastará con que puedan ejecutar un navegador web de forma holgada.
Este tipo de aproximación tecnológica favorece además el despliegue de políticas de BYOD (Bring Your Own Device) que en el escenario actual tal vez deberían «rebautizarse» como WWYOD (Work With Your Own Device), dándole la tranquilidad a los managers IT de que los empleados no van a «romper» nada. No podemos por supuesto olvidar que al ser la empresa la que gestiona los distintos escritorios, cualquier política de seguridad que se aplique a los dispositivos físicos de la organización, se traslada de forma automática a los escritorios de los empleados.
Por último merece la pena mencionar la flexibilidad que ofrece esta tecnología a la hora de escalar y gestionar el puesto de trabajo. Mientras en una aproximación tradicional el responsable IT tiene que instalar «manualmente» el sistema operativo, las aplicaciones críticas, habilitar los directorios, etc. al contar con VDI básicamente duplica una máquina virtual y cambia el nombre de usuario/permisos asignados.
¿Qué tipos de VDI hay?
En primer lugar deberíamos distinguir entre las infraestructuras VDI que instalamos en los servidores de nuestra propia empresa y lo que ha pasado a denominarse «VDI como servicio» o DaaS (Desktop as a Service)
En este segundo caso es una empresa externa la que se encarga de la puesta en marcha y mantenimiento del sistema VDI. En este caso, no hay que invertir recursos en hardware ni en tiempo de despliegue ya que esa labor la realiza la empresa contratada. Los escritorios virtuales de los empleados eso sí, pueden seguir siendo gestionados internamente.
La otra gran distinción entre los tipos de VDI es la que diferencia entre VDI persistente y VDI no persistente. En el VDI persistente el usuario tiene asignado un escritorio estandarizado y un grupo de recursos desde la primera vez que inicia sesión. Todos los cambios que realiza en ese espacio se mantienen y cada vez que inicia sesión en VDI accede exactamente al mismo escritorio.
En una VDI no persistente en cambio el usuario se conecta a un escritorio aleatorio, normalmente para acceder a datos y aplicaciones comunes a todos los empleados. En este escenario no se guarda ningún cambio al reiniciar.
¿Cómo funciona una infraestructura VDI? ¿Tiene alguna desventaja?
En todas las implementaciones de VDI hemos visto que todos los escritorios residen en máquinas virtuales que se alojan en un servidor centralizado. Y hablamos de escritorio, pero de lo que hablamos en realidad es de sistemas operativos. Es decir, cada escritorio virtual que se asigna a un empleado contiene en realidad una imagen completa del sistema operativo, sea Windows, sea cualquier otro.
Estas máquinas virtuales se basan en hosts, es decir, puede alojarse múltiples instancias suyas en el mismo servidor dentro del centro de datos. A esto se le añade un agente de conexión de la implementación VDI, que es el que busca el escritorio virtual concreto asignado a cada usuario, mientras que el hipervisor crea, ejecuta y administra las distintas máquinas virtuales del host que encapsulan los entornos de escritorios virtuales individuales.
Si antes hemos hablado de las ventajas, toca ahora de hablar de su principal desventaja. Para que todo esto funcione, el trabajador debe permanecer constantemente conectado al servidor administrado centralmente, para poder mantener el acceso a los escritorios virtualizados que aloja.
La otra desventaja que no siempre se da es el rendimiento. Cuando empezó a estar ampliamente disponible a mediados de la década de 2000, el rendimiento típico de VDI era claramente muy inferior al de un SO local. Con el tiempo, esta diferencia ha menguado drásticamente, pero puede que los usuarios sigan sintiendo que no siempre reciben la mejor experiencia posible en las aplicaciones más pesadas.
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