La Fundación Bitcoin hace aguas tras las psicodélicas vidas de sus fundadores

Uno de los últimos miembros incorporados en la Fundación Bitcoin ha tardado poco en airear los trapos sucios de la organización en su blog, informando que el grupo se encuentra en bancarrota. La idea de la fundación nació hace dos años y medio con el objetivo de poner orden con la famosa criptodivisa.

Aunque esta asociación no tienen control sobre el Bitcoin en sí mismo, es lo más parecido a una presencia física que tiene la comunidad a la que «echar mano». Los miembros individuales tienen que pagar 25 dólares, mientras que los de empresa, 1.000 anualmente. Se calcula que en 2013, la fundación contaba con 4,7 millones de dólares en activos, casi cinco veces más que el año anterior. Del 2014 todavía no se tienen detalles financieros.

La organización comenzó con un grupo de cinco personas cuyas trayectorias en estos dos años han dado más de un titular de prensa. Así, Charle Shrem está en prisión; Mark Karpeles estuvo implicado en el famoso caso de la Ruta de la Seda (Silk Road); Roger Ver dejó Estados Unidos y se marchó a un banco «offshore» en el Caribe. El único que se mantiene al pie del cañón es Gavin Andresen.

El miembro de la fundación que ha destapado la supuesta bancarrota, Olivier Janssens, vertió duras acusaciones en su blog:

«La Fundación Bitcoin odia la transparencia. Si hubieran sido transparentes, todo el mundo sabría que no hay dinero, algo que creo que los miembros deberían saber, ¿no creéis? Los miembros tienen derecho a saber que la junta actual no les han dicho la verdad y que su manera de gestionar la organización la ha llevado a la bancarrota. Pero, en lugar de asumir responsabilidades, lo que quieren es encontrar a un nuevo director ejecutivo que venga con otro plan mágico. Irónicamente, ser transparente desde el principio significaría haber podido prevenir que todo esto ocurriera».