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¿Qué es un business angel?
Los cambios de la nueva economía han provocado que las vías por las que se financian las empresas, especialmente en su nacimiento, hayan experimentado importantes cambios, cambios que no siempre son bien comprendidos por aquellos que, durante años, se han movido en el modelo «clásico» que, básicamente, consistía en tener mucho dinero (propio) de antemano, contar con la colaboración de una entidad bancaria o, en muchos casos, una mezcla de ambas. A día de hoy hablamos de conceptos como business angel, ronda de financiación, capital semilla, FFF (este es, probablemente, mi concepto favorito), crowdfunding, etcétera. Así, hoy en día existen más vías que nunca para convertir una buena idea en un negocio rentable, siempre y cuando uno las conozca, sepa qué función y qué momento tiene cada una y, claro, sea capaz de llamar a las puertas adecuadas en cada caso. Pero para eso lo fundamental es tener claros los conceptos que, aunque en principio son sencillos, pueden dar lugar a confusiones. Y uno de los que se confunden de manera más habitual es precisamente el que te vamos a explicar a continuación, el business angel o inversor ángel.
Por reducirlo al mínimo, un inversor ángel es una persona con bastante dinero y que está dispuesto a invertir en tu proyecto, en una fase muy temprana del mismo, aún cuando dicha inversión conlleve un alto riesgo. Ahora bien, hay algunos aspectos que conviene matizar. La inversión del business angel se produce, ya lo hemos dicho, en los primeros pasos de la actividad de la nueva empresa, si bien algunos de ellos no se unen a los proyectos hasta que estos no han sido plenamente constituidos y han comenzado a dar sus primeros pasos. En algunas ocasiones es posible que sumen su aportación al capital semilla, es decir, el primer capital de la empresa, generalmente el que aportan sus propios creadores sumado al que proviene de FFF (acrónimo de family, friends and fools, familia, amigos y locos, se entiende que por arriesgarse a invertir en un proyecto en una fase tan temprana), pero esto no es lo común. Lo normal es que el business angel «aparezca» (o más bien que lo busques hasta debajo de las piedras) cuando el capital semilla ya ha permitido la puesta en marcha del proyecto pero todavía es demasiado pronto para intentar llevar a cabo una ronda de inversión, es decir, una apertura de la empresa de nuevos inversores que crean en el proyecto y que estén dispuestos a colaborar económicamente en su desarrollo a cambio de obtener una participación en el mismo.
Hay que tener muy clara la diferencia entre un business angel y un fondo de capital riesgo. El primero es, siempre, una única persona con capital y la intención de invertirlo en nuevas empresas, mientras que un fondo de capital riesgo es similar a cualquier otro fondo de inversión, es decir, la suma del dinero de muchos inversores particulares que, guiados por uno o varios profesionales, esperan obtener rentabilidad de su dinero. Eso sí, a diferencia de otros fondos más conservadores, los fondos de capital riesgo son una apuesta más arriesgada, en la que el total de la inversión puede perderse con relativa facilidad (al igual que ocurre con el capital de un business angel). Es por esto que, aunque cada vez se apuesta más por este modelo de financiación, no es tan sencillo lograr inversores de este tipo.
Para lograr su participación, es fundamental que la start-up que llama a la puerta de un business angel ya haya desarrollado un plan de negocio que demuestre que el proyecto no sólo es viable, sino que además puede ser muy rentable. Y es que, claro, lo que busca un inversor de este tipo, que pone en riesgo su inversión, es la posibilidad de obtener una muy alta rentabilidad a corto-medio plazo, siempre igual o superior a multiplicar por cinco el valor de su inversión en un plazo de cinco años. Para tal fin, al definir su participación siempre se explicita de manera muy clara el mecanismo de salida por el que el inversor podrá deshacerse de su participación en posteriores rondas de inversión de manera preferente.
El business angel no es imprescindible para el desarrollo de una start-up, pero su participación puede marcar una gran diferencia, acelerando su crecimiento (gracias a la inversión) y permitiendo que la nueva empresa pueda, a su vez, invertir en todo lo necesario para acelerar de manera exponencial su crecimiento y expansión, y esto (no lo olvidemos) poniendo en riesgo su propio capital. Por lo tanto si estás constituyendo tu empresa y te has planteado esta vía de financiación, lo más importante es que tengas los números muy, muy claros antes de llamar a su puerta y, claro, que seas consciente de que nadie hace una inversión alta y de alto riesgo a cambio de nada: ten en cuenta qué estás dispuesto a ofrecer, escucha lo que él te proponga y ten la mente muy abierta. Eso sí, tampoco olvides que, a partir de su entrada, su voz puede tener tanto peso como la tuya en el desarrollo de la actividad empresarial. Algunos lo consideran injerencia, mientras que para otros es sumar la voz de la experiencia a la dirección de la start-up. ¿Ventaja o inconveniente? Eso sólo lo puedes decidir tú. Eso sí, ten en cuenta que si son considerados ángeles, algo bueno deben de tener…
Imagen: Phillip Pessar
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