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¿Qué está pasando con los semiconductores?
En muchas ocasiones, cuando hablamos de compañías como Intel, Toshiba, etcétera, nos referimos a ellas como empresas de semiconductores. Y es que, aunque normalmente al hablar de ellas nos centramos en desarrollos tecnológicos concretos, no hay que olvidar que gran parte de sus actividades se sostienen precisamente sobre este tipo de elementos que, como su propio nombre indica, pueden actuar tanto como conductores como también como aislantes, según determinadas condiciones que pueden ser determinadas a voluntad. No en vano, el nombre del área tecnológica más importante del mundo es un homenaje al más empleado de los semiconductores, el silicio. Me refiero, claro, a Silicon Valley (sí, silicon en inglés es silicio, no silicona como erróneamente piensan algunas personas, y que en inglés es silicone).
La importancia de este tipo de materiales es fundamental en el ámbito tecnológico, y The Wall Street Journal ha dedicado un interesante artículo a analizar la actual situación del mercado de este tipo de materiales, así como su influencia en todo el mercado tecnológico. Esta es, en realidad, una circunstancia de la que ya hablamos hace unos días, pero merece la pena profundizar un poco en este asunto, puesto que los grandes desarrollos tecnológicos que están por llegar dependen, en este momento, de ese mercado. Y también, claro, en lo que esta situación está suponiendo para las empresas del sector
A este respecto, estos son unos tiempos estupendos para empresas como Intel, Samsung, Qualcomm y Toshiba (sí, pese a los problemas que está sufriendo por su fallido negocio de centrales nucleares en Estados Unidos). El gran aumento en la demanda de chips construidos con esos semiconductores está dando lugar a una situación de escasez que no hará sino incrementarse durante los próximos meses, según las previsiones de consultoras y analistas. ¿Y qué es lo que ocurre cuando la demanda no se puede cubrir con la oferta existente? Exacto, los precios suben.
Según DRAMeXchange, que analiza la situación de los precios y el mercado tanto de la memoria NAND como de la DRAM, éstas han experimentado unas subidas del 27% y del 80% respectivamente desde julio del año pasado. Y esto se traduce en que, por ejemplo, para Samsung ésta ya se ha convertido en su principal fuente de ingresos, con un 54% del beneficio global de la empresa obtenido por la producción de chips en el cuarto trimestre de 2016 (el mismo periodo, tres años antes, su peso era del 24%).
Pero, ¿a qué se debe esta descompensación entre oferta y demanda? La principal razón es que han coincidido en el tiempo varios avances tecnológicos que dependen, muy directamente, de los integrados. Por una parte, la emergencia de Internet de las Cosas, con unas previsiones de dispositivos conectados que no dejan de crecer (ya se habla de 20.400 millones de dispositivos conectados en 2020). Dispositivos, todos ellos, que necesitarán algún tipo de integrado, que tendrá su origen precisamente en estos fabricantes.
Otra tecnología que cada vez está más cerca de llegar es la relacionada con los coches autónomos, unos vehículos equipados con un sinfín de sensores, sistemas para procesar la información de los mismos, otros para recibir información externa, otros tantos para «conducir» el vehículo… Habrá mucha inteligencia (y muchos integrados) en cada coche autónomo, y de nuevo como comentábamos antes, todos ellos dependen directamente de la industria de los semiconductores.
Y todavía hay más: Big Data, machine learning, deep learning y la inteligencia artificial requieren de un hardware que cumpla unas determinadas condiciones para garantizar su buen funcionamiento. Los datacenters tienen por delante un tour de force si quieren estar a la altura de las necesidades que, en poco tiempo, empezarán a plantear muchos de sus clientes. Así, las nuevas infraestructuras necesitarán nuevos sistemas que, evidentemente una vez más alimentan la necesidad de integrados que afecta a todo el sector.
Esto, como ya comentábamos hace unos días, a corto plazo se va a traducir en un incremento en el precio de buena parte de los dispositivos de electrónica de consumo que empleamos en nuestro día a día. Y la situación tiene toda la pinta de ir a mantenerse así probablemente al menos hasta 2019, cuando la industria china, que ya está realizando inversiones en este sentido, alcance el nivel necesario para convertirse en un nuevo gran jugador global. Entonces, y solo entonces, salvo sorpresas de última hora, lo más probable es que los precios no dejen de subir.
Imagen: Enricoros
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