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Qué ha pasado en Snap desde su salida a bolsa
El pasado mes de marzo, Snap salió por fin a bolsa. Desde entonces, el valor de sus acciones, tras subir ligeramente durante los primeros días en los parqués, ha ido bajando hasta perder una parte importante de su valor: de los 18 dólares que costaba cada título el día de su salida hasta los 13,68 de ayer.
Desde entonces hasta ahora, en el seno de la compañía, cuya estructura, organización y funcionamiento es bastante distinta a lo que nos tienen acostumbrados otras tecnológicas estadounidenses.
Para empezar, es poco común que los empleados de Snap tengan la oportunidad de hacer preguntas directas a su CEO, Evan Spiegel, que es también uno de los creadores de la aplicación más famosa de la compañía: Snapchat. Tuvieron una oportunidad de hacerlo por las mismas fechas en las que la empresa debutó en bolsa.
Aún así, el procedimiento tampoco fue el habitual: en lugar de reunirse todas y hacer preguntas a mano alzada como sucede en otras tecnológicas, tipo Facebook o Twitter, los empleados utilizaron un documento compartido para escribir sus preguntas a Spiegel, que luego se encargó de contestar.
Las preguntas hechas durante esta sesión pusieron de manifiesto, tal como recoge Business Insider, que los trabajadores de la compañía tienen una preocupación común. Alrededor de una docena de las preguntas giraban en torno a si los empleados de Snap debían preocuparse de la competencia de Snapchat. Sobre todo de Facebook e Instagram.
Spiegel respondió, aunque no se prodigó en explicaciones. La mayoría eran cortas, y algunas contenían un simple “no” como contestación. En otros casos, se dedicó a explicar que los empleados no debían pensar en la competencia, y en lugar de ello debían centrarse en desarrollar los mejores productos posible, así como en la innovación.
Entonces, el nerviosismo entre la plantilla de Snap. Han pasado varios meses desde entonces, pero en ese aspecto ha cambiado poco. Es más, esa sensación se ha extendido fuera de las oficinas de la compañía, y ha llegado a los inversores. Snap ha perdido ya miles de millones de dólares en bolsa.
El bloqueo que pesaba sobre las acciones en poder de los primeros inversores de Snap ya no está en vigor desde hace un par de días, y el que impide que los empleados de la empresa puedan vender las suyas vence dentro de poco: el 14 de agosto. La decisión que tomen tanto unos como otros con respecto a su venta demostrará si confían o no en la empresa.
El día a día en Snap ha cambiado un poco
A pesar del nerviosismo, algo sí ha cambiado en el seno de Snap desde su debut en bolsa: hay más oportunidades de hacer preguntas a Spiegel, los nuevos productos se prueban en círculos cada vez más reducidos y secretos, los primeros directivos de la compañía han sido sustituidos por otros casi sin hacer ruido, y el número de despidos ha aumentado.
Hay algo que no ha variado: Snap sigue siendo el proyecto de Evan Spiegel. Su control férreo y centralizado ha conseguido convertir a Snapchat en uno de los centros online preferidos por los más jóvenes, tanto para comunicarse como para entretenerse. Pero está por ver si logrará cumplir las expectativas.
Mientras, la mentalidad de la plantilla de Snap está teniendo que evolucionar a marchas forzadas de cómo es trabajar en una startup a hacerlo en una empresa pública. Para facilitar el cambio, la dirección de la empresa organizó varios seminarios para sus trabajadores antes de la salida a bolsa. En ellos se habló de los principales detalles de lo que implica ser un accionista público, así de cómo actuar: no desvelar información confidencial interna, no jugar en corto con las acciones, etc.
Para celebrar estos seminarios, se contó con profesores de la Universidad de Stanford (California), que se dedicaron a aconsejar a los trabajadores que tenían acciones en su poder sobre cómo debían gestionar su dinero.
Lo que no ha cambiado es el nivel de secretismo que mantiene Snap a su alrededor, ni el bajo perfil y la sensación de normalidad que mantiene la empresa. Incluso en su poco habitual sede, la localidad californiana de Venice.
Spiegel también está haciendo todo lo posible porque el precio de las acciones de la compañía distraiga a los trabajadores. Es algo normal en muchas empresas que acaban de debutar en bolsa, pero el CEO de Snap no quiere que sigan con esta distracción, que a su juicio no tiene sentido.
En otra ronda de preguntas con la plantilla, Spiegel advirtió a los trabajadores que no prestasen atención al precio de las acciones de la empresa, y les comentó que, como era normal, oscilaría. También le aconsejó que empleasen su tiempo en crear productos innovadores.
Todo gira en torno a Spiegel
En Snap prácticamente todo gira alrededor de su CEO. Esto se debe sobre todo a la manera en que ha estructurado la empresa, en una especie de compartimentos estanco que interactúan con otros en muy pocas ocasiones. Sólo él y los principales directivos de la empresa, así como un puñado de fieles en los que Evan Spiegel confía tienen algo más que una pequeña idea de la empresa y de sus planes para el futuro.
Tal como ha declarado un antiguo empleado de Snap sobre Spiegel, “nadie sabe lo que hay en su cabeza. Te dicen que sigas el camino, pero no te aclaran lo que significa eso”. La mayoría de los cerca de 2.500 trabajadores de la empresa no tienen ni idea sobre futuras novedades y anuncios de Snap. Tampoco sobre las decisiones estratégicas que se toman fuera de sus respectivos departamentos.
La información se proporciona únicamente a quien necesita saberla y cuando es necesario. De otra forma, se tienen pocas pistas más allá de la que se ve como la principal misión de la compañía: reinventar la cámara.
Sólo en varias sesiones de preguntas y respuestas con los empleados, que según se dice han aumentado en las úlimas semanas, Spiegel ha compartido sus opiniones sobre Facebook y otras tecnológicas.
En uno de ellos habló de las constantes comparaciones entre las funciones de sus productos y las de Facebook. Y aunque muchos ven a Spiegel como un admirador de Mark Zuckerberg, ha manifestado que admira a Amazon y al enfoque que había en el producto en Apple en tiempos de Steve Jobs.
Como él, Spiegel se centra en el diseño de producto y deja a otros los temas que están más relacionados con los negocios. Pasa la mayoría del tiempo con un grupo de diseñadores de producto cercanos a él, que están constantemente ideando nuevas funciones para la app, así como nuevos productos hardware, como las gafas Spectacles.
Su secretismo sigue siendo el mismo. Quienes se han entrevistado con él para un puesto en la empresa afirman que no da ninguna pista sobre la empresa a no ser que ya esté contratado. Según varias fuentes esto se debe a que le preocupa que la información pueda filtrarse a la competencia.
Los beneficios para los empleados de Snap, algo común en las tecnológicas estadounidenses, parecen no tener fin: sanidad gratuita, descuentos para matrículas de gimnasios, reembolsos de facturas telefónicas, comidas gratis en la cafetería de la empresa, una tarjeta prepago para comprar comida en restaurantes de la zona, paseadores de perros y ayudas para la gestación subrrogada y la congelación de óvulos son sólo algunos de ellos.
Con esto parecen querer compensar el poco popular sistema que utilizan para dar acciones a los empleados en Snap: el 10 por ciento de los títulos se desbloquean para su venta tras el primer año en la empresa, el 20 por ciento después del segundo, y así sucesivamente. Los primeros trabajadores y los directivos tienen también opciones sobre acciones.
A la vista de todo esto, parece claro que lo que suceda con Snap, tanto si tiene éxito como su no, será en gran parte responsabilidad de Spiegel.
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